viernes, 8 de octubre de 2010

Invasión algorítmica

Seguramente el título de esta entrada del blog les hará pensar a muchos de ustedes que la supuesta invasión de algoritmos viene propiciada por la etapa histórica que estamos viviendo. Una etapa que podríamos denominar "era de la comunicación". Una época en la que las máquinas y más concretamente los ordenadores tienen un gran protagonismo. Para algunos de ustedes ese protagonismo quizá les parece excesivo y demasiado dominante. Muchos considerarán el concepto de algoritmo como algo muy propio de los tiempos actuales; una idea moderna que ha irrumpido recientemente en nuestras vidas. Pues bien, la realidad es bien distinta. ¿Qué les parece si les digo que la palabra algoritmo podríamos considerar que comienza a gestarse en  el siglo IX?. ¿Me creerían si les aseguro que ustedes mismos han ejecutado y creado verdaderos algorimos, quizá sin saber lo que significa dicho concepto?. Déjenme demostrárselo. Es muy posible que a lo largo de su vida se hayan visto en la tesitura de tener que explicarle a alguien con pelos y señales y sin ningún tipo de ambigüedad, la forma en la que se debe programar un video o un grabador DVD (dependiendo de la edad que ustedes tengan) para grabar un determinado programa a una hora concreta. Probablemente incluso hayan tenido que escribir el método a la persona en cuestión para que lo tenga a mano siempre que quiera realizar dicha operación. Algo parecido a lo siguiente:
  1. Pulsa el botón de encendido del video ó del DVD.
  2. Selecciona la hora con el botón verde de abajo a la derecha: primero las horas y luego los minutos.
  3. Pulsa la tecla roja de arriba para seleccionar el canal.
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  En definitiva, un conjunto de instrucciones que siguiéndolas al pie de la letra y sin pensar, produzcan el resultado deseado; el cual en este caso es la programación del aparato para grabar el programa favorito de la persona que ejecuta las instrucciones.
  No me digan que  nunca han elaborado un plato de cocina siguiendo una receta, o bien le han pasado a un amigo o amiga la de ese plato que a ustedes les sale tan bien y que es un éxito entre los comensales que tienen la fortuna de degustarlo cuando asisten a una comida en su casa. Pues bien, todo esto no son más que algoritmos tan puros como los que puede diseñar un experto programador para resolver un problema de extrema dificultad. 
  Fue en el siglo IX cuando un matemático muslumán denominado Mohammed Ibn Musa abu Djafar Al-Khwarizmi, describió en una de sus obras una serie de métodos para realizar operaciones  matemáticas de forma automática y sin pensar. Sin saberlo estaba poniendo la semilla de los algoritmos muchísimos años antes de que surgiese esta denominación muy ligada a la disciplina de la Informática. Nótese la nada casual similitud de la última parte del nombre de nuestro personaje con el concepto protagonista de este escrito. Y es que, por si aún no lo tenían claro, un algoritmo es cualquier conjunto finito y ordenado de instrucciones cuyo seguimiento al pie de la letra proporcionará la solución de un determinado problema o la realización de un tarea concreta. Así definido, podemos trasladarlo a cualquier ámbito de nuestra vida diaria y por supuesto al ámbito informático, donde muchos lo ubicarían de forma exclusiva. Ahora que ya tienen la idea de lo que es un algoritmo, no pierdan la oportunidad de utilizar esta palabra convenientemente en cualquier contexto y momento procedente: ¿Podrías escribirme el algoritmo para programar adecuadamente mi DVD?; ¿Quieres que te pase el algoritmo correcto para sacar los billetes de avión por internet?... No dejen que este vocablo tan sólo sea utilizado por los informáticos y los matemáticos. La idea que encierra detrás es algo muy antiguo y muy presente en nuestras vidas a lo largo de toda nuestra historia. Incluso me atrevería a decir que los algoritmos, aunque no se denominasen como tales, surgieron en el mismo momento que apareció la comunicación en la raza humana. ¿Siguen pensando que es un concepto moderno?.




                                                                                             


Al-Khwarizmi

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