lunes, 20 de septiembre de 2010

El Anumerismo está permitido

"El hombre anumérico" es la traducción al castellano de un libro de John Allen Paulos, cuyo título original es: "Innumeracy: Mathematical Illiteracy and its consecuences." este libro consiste en una colección de historias, anécdotas y ejemplos reales sobre la dificultad de la sociedad actual para entender las Matemáticas presentes en la vida diaria. Y es que aunque nos echamos las manos a la cabeza cuando conocemos casos de analfabetismo, no parecen importarnos lo más mínimo los casos de anumerismo. No perdonamos que alguien no sea capaz de leer o escribir correctamente y sin embargo ni siquiera detectamos cuándo alguien no es capaz de realizar una sencilla operación para saber cuánto va a cobrar de intereses cada trimestre si su capital está al 3,2% anual. Si lo analizamos fríamente y tuviésemos que elegir entre leer con toda perfección o bien ser capaz de detectar errores o posibles engaños cotidianos mediante la realización de sencillas operaciones de comprobación ¿cuál sería nuestra elección?. Lo cierto es que el anumerismo está más presente en la sociedad de lo que sería deseable. Simplemente se trata de hacer el siguiente ejercicio: La próxima vez que lean el periódico, háganlo provistos de lápiz y papel y analicen simplemente las cifras que se manejan. En muchos casos se sorprenderán. En una ocasión se hablaba del consumo de carne anual en la región de Asturias en términos de kilogramos. Teniendo en cuenta los habitantes de la región y realizando un par de divisiones el resultado era que había un consumo medio de carne por habitante y día de más de un kilogramo. Es evidente que algunos de estos errores pueden ser simplemente erratas (aunque tengo mis dudas) pero incluso en este caso resulta imperdonable que no se detecten antes de la publicación, de la misma forma que se detectan las posibles faltas de ortografía. La próxima vez que escuchen en la televisión o lean en el periódico la cantidad de entradas para un gran partido de futbol  que se pueden vender en taquilla durante a lo sumo media hora, no pierdan la ocasión de hacer un cálculo teniendo en cuenta una estimación de lo que se tarda en vender una entrada (digamos 5 segundos siendo un auténtico rayo) y podrán comprobar que o bien es un dato falso, o bien todo el estadio está agujereado con taquillas cual queso gruyere. Y cuando encima se manejan datos estadísticos la cosa ya es esperpéntica. Una vez, al dar los datos del paro en un informativo televisivo, la presentadora quiso explicar lo que significaba un paro del 12%. Según ella eso significaba literalmente  que  "de cada 100 personas que buscan trabajo hay 12 que no lo encuentran". Si eso fuese así creanme que no habría paro. Hace muy poco en una tertulia radiofónica uno de los tertulianos afirmó que cada año el tabaco mataba al 50% de los fumadores. Imagínense, el año que viene más o menos la mitad de los fumadores que ustedes conocen morirán. En fin, que la verdad es que socialmente no prestamos la misma atención ni le damos la misma importancia a las cuestiones básicas de cálculo, como lo hacemos con las cuestiones alfabéticas. También podemos llegar al extremo del hombre del tiempo en un canal americano que una vez argumentó que el Sábado habría una probabilidad de lluvia de más o menos el 50%; y para el Domingo también el 50% de posibilidades de lluvia. Hasta aquí todo correcto. El problema fue que a continuación sentenció: "Así pues, lo que es absolutamente seguro es que el fin de semana lloverá."

No me puedo resistir a terminar este comentario con algo que las personas de Ciencias (Matemáticos, Físicos, Informáticos,...) sufrimos con gran frecuencia: Al finalizar una cena entre amigos ó familiares y cuando traen la cuenta, siempre hay alguien que sentencia: "Que divida el matemático para saber a cuánto tocamos". Después de mucho tiempo yo he dado con el antídoto ó contrapartida. En la primera oportunidad que tengo, cojo un periódico y se lo paso a cualquiera con formación de letras y contraataco con la siguiente frase: " Que me lo lea en voz alta el literato."

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